ASÍ ES DISEÑAR EN TWO GLASS

Entré a Two Glass sin tener ni idea de lo que me esperaba. Nunca había hecho serigrafía, ni había trabajado con vidrio. Lo de cortar y pulir botellas me sonaba más a taller de metal que a algo de diseño industrial… pero bueno, a veces las mejores cosas empiezan así: sin saber mucho, pero con toda la actitud.

Ser la única diseñadora también fue un reto. Acá no se trata solo de que algo se vea bonito también hay que pensar en cómo lo va a recibir el cliente, cómo se hace realidad y qué tanto conecta con lo que la marca quiere contar.

Recuerdo que el primer día que corté una botella me temblaban las manos literal, pero todo salió top. Luego vi al operario manejando las máquinas con una calma impresionante y pensé: esto no es solo cortar vidrio, esto es saber hacer. Fue una nota ver cómo todo se hace con paciencia, precisión y amor por el detalle.

Ahí entendí que la marca no quiere ser solo una marca que corta y pule. Quieren construir algo con alma: una propuesta que enseña, que conecta, que visibiliza el proceso paso a paso, sin afán, pero con visión. Talleres, colecciones personalizadas, piezas con historia. Todo con ese toque real, sin necesidad de posar.

Porque acá no solo se hacen vasos bonitos. También hay bandejas, sets únicos, piezas gráficas, fotos cuidadas al detalle y un montón de conversaciones sobre cómo hacer las cosas bien. Diseño con intención, no solo estética.

Estar acá me ha enseñado a diseñar con los pies en la tierra y la cabeza en modo creativo. Y sí, entre polvo de vidrio, máquinas y mucho trabajo, descubrí que lo artesanal también puede ser 100% estético y con sentido.

Esto no es diseño por diseñar.

Esto es diseño con propósito.